Hace algunas semanas tuve la oportunidad de estar presente en un espectáculo de fuegos artificiales en un parque de diversiones. Los colores, las figuras y la música hicieron que esa experiencia fuera muy impresionante y a la vez muy emotiva.
El tiempo transcurría y las luces eran impresionantes pero como todo, por más emotivo que fuera el momento, éste llegó a su fin.
Al terminar la presentación, el ambiente se sentía muy emotivo. Tengo que confesar, que en un momento por poco y me salía una lágrima. Pero finalmente, el objetivo del parque se cumplió, todos fuimos envueltos por el asombro.
Comienzo escribiendo de esta experiencia ya que la encuentro útil para hablar de una situación en nuestro caminar con Cristo, de hecho, una muy apegada a la realidad de muchos de nosotros.
Después de ese día, mi esposa y yo tuvimos la oportunidad de asistir otro día a presenciar el mismo espectáculo. Realmente estábamos muy emocionados de poder volver a ver y estar en esa presentación tan emotiva. Así que la volvimos a ver, pero esta vez fue un poco diferente, aunque el espectáculo fue el mismo, las emociones no eran tan fuertes como la primera vez que lo vimos. Esta segunda vez la disfruté mucho, sin embargo, de alguna manera, por ya haberlo visto, en esta ocasión, no me iba a salir una lágrima.
¿A qué voy con esto?
Como generación, hemos crecido con un sin fin de medios a través de los cuales somos espectadores de tanta variedad de contenido, el cual ha logrado trastornar nuestra capacidad de asombro. Somos una generación que necesita algo nuevo todo el tiempo. Queremos vivir esa experiencia de «el asombro de la primera vez» ya que de no ser así, la tendencia es que nos aburrimos y buscamos en otro lado algo que nos asombre.
Muchos hemos escuchado el término «el primer amor» para hablar de la primera vez que conocimos al Señor Jesús. Esa vez en la que todo nuestro ser (incluyendo emociones), quedó completamente impactado y cautivado por la presencia de Dios. Ese encuentro sobrenatural que sedujo por completo nuestras vidas.
Ese término se encuentra en la Biblia y el Señor Jesús expresa un fuerte énfasis en que procuremos mantenernos ahí. Sin embargo, hay una triste realidad en la que muchos creyentes se encuentran ahora mismo y es que han perdido ese asombro por el Señor, lo cual los ha llevado a un «aburrimiento espiritual».
Uno de los retos que como generación enfrentamos el día de hoy es «La constancia», «La paciencia» y «La perseverancia». Esto es ocasionado por el trastorno de experimentar algo nuevo que ahora tenemos. Esta situación hace que los jóvenes sientan una desesperación por seguir viendo los fuegos artificiales explotar. Necesitan nuevas luces, nuevos colores, nuevas formas, pero la Biblia no enseña así.
La Biblia en múltiples ocasiones nos llama a ser constantes y a perseverar en nuestro caminar con Cristo.
«2 Tesalonicenses 3:5 (NTV) Que el Señor les guíe el corazón a un entendimiento total y a una expresión plena del amor de Dios, y a la perseverancia con paciencia que proviene de Cristo.»
Este llamado es un llamado a dejar de ser como fuegos artificiales que solo se muestran en un momento, explotan y dejan de ser. Más bien, es a ser como una zarza ardiendo, una zarza que aunque el fuego está en ella, no se consume.
Éxodo 3:1-3(RVR1960) Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
La diferencia que estoy haciendo simbólicamente es que los fuegos artificiales son algo muy momentáneos, brillan mucho y hacen mucho ruido pero duran muy poco. En contraste, la zarza no se consumía.
Quiero animarte a vivir en el primer amor, pero es necesario que sepas que para estar ahí, se requiere de constancia, paciencia y perseverancia. Es necesario permanecer y procurar que ese fuego se mantenga en nuestras vidas, cosa que es muy complicada para nuestra generación cambiante y acelerada.
Al permanecer en el fuego del primero amor, Dios te irá mostrando cosas nuevas, también irá haciendo cosas nuevas, te mostrará cosas nuevas, pero todo esto no será en 5 minutos. Será un proceso que durará toda nuestro caminar con Cristo.
Es aquí donde muchos se desaniman sin embargo, ¿qué no seguir a Cristo es de toda una vida? o ¿Solo un momento?
Te tengo una noticia, tenemos toda una eternidad para ser cautivados y asombrados por la gloria y majestad que hay en Jesús, así que te animo a que si el día de hoy estabas desanimado y buscando fuegos en otros lugares, regreses a el fuego del primer amor a abrazar un proceso de permanencia, paciencia y constancia en donde dará como fruto algo para la eternidad que a diferencia de los fuegos artificiales, no dejará de ser.
Gualo Salinas.
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