5 Señales de una relación que va mal.

5 Señales de que una relación que va mal.

En la Biblia, podemos encontrar que Dios nos ha dado las maravillosas facultades de hablar, oír, amar y sentir emociones con el propósito de relacionarnos con otros seres humanos (entre otros propósitos). De hecho, es asombroso cómo el evangelio de Cristo contiene un gran número de enseñanzas que están dirigidas directamente hacia el tema de las relaciones interpersonales.

Esta entrada, aunque puede aplicar en el tema de las amistades, la quiero dirigir específicamente al tema de las relaciones amorosas, ya sea de noviazgo o de matrimonio.

Yo creo que una relación de este tipo tiene un gran potencial, tanto para lo bueno, como para lo malo. Tú puedes entrar en una relación amorosa y vivir un tiempo increíble, en donde tendrás la oportunidad de compartir tu corazón con otra persona y ésta contigo. Tendrás la hermosa experiencia de caminar, crecer y desarrollarte de la mano de otra persona a la que amas y a la que sabes, te ama también. Sin embargo, también una relación amorosa tiene el potencial de afectarte de una manera negativa, tanto a ti, como a la persona con la que caminas, de tal manera que cada uno puede representar una mala influencia en la relación y finalmente, pueden privarse de vivir en la bendición de lo que sería una buena y sana relación.

Escribo esta entrada, ya que es común la «ceguera por enamoramiento». ¿A qué me refiero? Me refiero al momento en donde una persona no puede darse cuenta cuando las cosas van mal, ya que el enamoramiento la ha cegado y no le permite ver que la relación no está del todo bien. Así que a continuación desarrollaré 5 señales a las que debes prestar atención para saber si algo anda mal:

Estos puntos son desarrollados en el contexto de creyentes que han determinado seguir a Cristo Jesús y seguir Su Palabra.

*Aclaro que estos puntos no son doctrinales, son consejos prácticos que son resultado de la experiencia de la que personalmente he sido testigo.

1. Si tú y tu pareja se vuelven aislados de los demás.

La pareja «aparte».

Cuando Jesús nos llama, nos invita a ser parte de Su Cuerpo, la iglesia, el medio por el cual el Señor lleva a cabo Sus propósitos eternos. Al llamarnos a la iglesia no me refiero a un edificio sino, a una comunidad de creyentes que de la misma manera están determinados a vivir para seguir a Cristo.

Aquí la palabra clave es «comunidad» de creyentes.
Fuimos creados para vivir en la «familia de la fe (Gál 6.10).

Hemos visto a lo largo de los años, que algunas parejas tienen la tendencia de aislarse del resto de su comunidad inmediata. Cuando hay tiempos de convivencia en donde los demás aprovechan para relacionarse, usualmente ésta pareja se encuentra «aparte» de la gente. Se separa del grupo para platicar, orar, adorar o hasta cenar.

A partir de que ahora tienen una relación, no conviven, no se conectan, no socializan y no se interesan por el bienestar de los demás, viven un tipo de obsesión en donde ya todo se trata de ellos y lo demás no tiene valor.

Por su puesto que una pareja debe tener su tiempo personal, en donde comparten el uno con otro, sin embargo, hay tiempo para todo, y una pareja sana, tiene un buen balance entre el tiempo de pareja, y el tiempo con los demás creyentes.

Al final del día, Jesús nos llamó a amar a nuestro prójimo, a ver por la vida de los demás y no solo nuestros propios intereses. (Mt 22.39).

2. Si tú y tu pareja se envenenan mutuamente.

La pareja que «se cuenta todo».

Otra de las cosas que hemos visto es que hay parejas que se vuelven cómplices a la hora de la murmuración, el juicio, y la amargura.

La Biblia nos llama a evitar la murmuración a toda costa. Sin embargo, en el ámbito de las parejas hay una tendencia en la que por el hecho de que mutuamente se cuentan lo que viven, sienten el derecho de comenzar a murmurar de otros bajo la idea de que no es chisme, sino que «solo estoy hablando de lo que hay en mi corazón».

El problema de esto es que el chisme, es chisme en cualquier contexto. Por lo tanto, éste nunca podrá ser benigno para una pareja. La consecuencia de permitir esto dentro de la relación, es que los dos comenzarán a volverse juiciosos y elitistas. Esta pareja comenzará a juzgar a otros y a calificar la vida de los demás y éste será su tema de conversación cotidiano. Por lo tanto, los dos sin darse cuenta, comenzarán a tener un sentido de superioridad y de ser los «jueces», pero debemos tener presente que el juicio y el sentido de superioridad también es algo no aceptable en el evangelio, en ningún tipo de contexto. (Stg 3.6, Mt 7.1-5, Stg 4.10-12, Stg 2.1)

Finalmente, al estar envueltos en una atmósfera de murmuración, de juicio y de superioridad, lo siguiente que ésta pareja estará por enfrentar es amargura. Y la amargura tiene la naturaleza de ser contagiosa. Por lo tanto la pareja comenzará a enfrentar dos cosas, la primera es que se contaminarán uno al otro, de tal manera que van a empezarán a menospreciar lo que les rodea, ya sea iglesia, amistades, familia, etcétera. Y segundo, es que contaminarán a otros de tal manera que, o los demás se les unirán en esta atmósfera que estorba la gracia de Dios o se quedarán solos ya que puede ser que los demás rechacen esa atmósfera.

Lo peligroso de esta situación es que la amargura sitúa a cualquier persona en un estado muy crítico en el que la gracia de Dios (la cual nos da la capacidad de estar en una relación correcta con Dios), según Hebreos 12:15, será estorbada en sus vidas.

Es importante entender esto y darle la importancia que tiene, uno de los dos tiene que hablar y ser el primero en detener esta situación. Por más incómodo que esto sea, uno de los dos debe decir: «debemos dejar de hablar de otros».

3. Si tú y tu pareja se estorban en lugar de impulsarse.

La pareja que «deja de avanzar».

Los dos estaban individualmente creciendo en su relación con Dios, buscando Su voluntad, aprendiendo la Palabra de Dios para sus vidas, poniendo como una de sus prioridades la búsqueda de Dios, sin embargo, ahora que están en una relación, uno al otro, se han vuelto un estorbo para éstas prioridades.

Muchas veces sucede que la pareja comienza a enfocarse tanto en sus tiempos de recreación (ir al cine, ir a cenar, ir a ver algún deporte), que comienzan a descuidar las prioridades dirigidas hacia Dios, las cuales anteriormente solían ser la prioridad numero uno.

Al principio parece ser inofensivo ya que la pareja está dedicándose tiempo el uno al otro, sin embargo, en muchos de los casos, hemos visto que eventualmente la pareja deja de un lado por completo los compromisos que inicialmente habían hecho con el Señor y ahora sus corazones se han «enfriado».

El problema de esto es que la relación no se conducirá bien ya que las prioridades y los fundamentos de ésta ya no están en el orden correcto, ahora todo se trata de ellos y Dios ha pasado a un segundo plano. La Biblia en numerosas ocasiones nos llama a darle el primer lugar a Dios. Él debe ser el centro de nuestras vidas y debe de estar por encima de todo. De hecho, el amor que Jesús nos llama a tener hacia a Él, debe ser por encima de cualquier otra relación que nosotros podamos tener, incluida la relación con los padres. (Lucas 9.23-24, Mateo 10:37)

Este problema está íntimamente relacionado con el siguiente punto que a continuación explico.

4. Si tú y tu pareja se vuelven pecadores unidos.

La pareja que «encubre el pecado».

Cuando no hay prioridades bien establecidas y para la pareja lo más importante es el otro en lugar de Dios, el problema será que cuando uno de los dos caiga en pecado (alguno que no afecte directamente a la otra persona en la relación), el otro en lugar de hablar de la necesidad de arrepentimiento y de considerar los caminos de Dios, lo encubrirá haciéndose así una pareja que vive en un engaño, siendo transigente con el pecado.

En un sentido, esta pareja comenzará a unirse y «confortarse» el uno al otro de tal manera que aunque los dos sabrán que están en pecado, no le darán importancia, siempre y cuando no sea una categoría de pecado que afecte la fidelidad de la relación.

La realidad es que ya no importa si se está ofendiendo a Dios o no, lo que importa es el bien de la relación, de tal manera que si la confrontación acerca del pecado trae tensión a la relación, ellos preferirán no hablar de ello para estar «bien» y seguir adelante. (1 Co. 6.9, He 12.25)

5. Si están viviendo en inmoralidad.

Si nos amamos, «no pasa nada».

Posteriormente, cuando ya no hay consciencia de pecado, naturalmente lo que ésta pareja comenzará a vivir, es una relación llena de inmoralidad, en donde, poco a poco lo inmoral irá creciendo proporcionalmente y llegando a este punto, el corazón estará completamente endurecido a Dios.

La Biblia habla de la fornicación como algo reprobado. Dios ha diseñado el Sexo para el contexto del matrimonio, sin embargo, para una pareja que ha endurecido su corazón a la palabra de Dios y la voz del Espíritu Santo, la inmoralidad comenzará a ser el nuevo «deleite» que comenzarán a disfrutar. El problema, es que a su vez, cada vez que participen de esto, no será rodeado de un ambiente de amor y de bendición como lo sería en el matrimonio, sino que ésto será rodeado de vergüenza y de condenación lo cual introducirá a la pareja en un círculo vicioso en donde caerán en pecado, pero no se acercarán a Dios ya que vergüenza y condenación será el estorbo principal.

Si este es el caso, la pareja debe correr al trono de la gracia de Dios y arrepentirse en su corazón, lo cual hará que hallen el perdón, pero a la vez debe rectificar su relación.

Conclusión

Es importante recordar que es Dios quien nos ha dado el increíble regalo de las relaciones para nuestro bien y para disfrutar. Y si quieres disfrutar éste regalo a la manera de Dios, (quien las creo), necesitas correr a Su palabra y ver las instrucciones precisas que Él nos ha dado para que al vivirlas, podamos aprovechar nuestra relación al máximo.

Esta entrada tiene el propósito de que podamos identificar más fácilmente alguna de las cosas que ofenden a Dios y que por consiguiente afectan nuestras relaciones. Si te encuentras en alguna de éstas, te recomiendo que tomes un tiempo de oración a solas con Dios, y que en arrepentimiento tomes la decisión de rectificar y de hacer las cosas conforme a la voluntad de Dios (buena, agradable y perfecta).

También te animo a acercarte a tu pastor para hallar consejo y apoyo en cualquiera que sea la situación en la que te encuentres.

Gualo Salinas Gzz.

4 respuestas a “5 Señales de una relación que va mal.”

  1. Avatar de María de Jesús Rodríguez Montalvo
    María de Jesús Rodríguez Montalvo

    Hola Gualo es tremendo y de mucha sabiduría para llevar una relación de matrimonio con éxito. Dios es el único para llevarnos a entendimiento y crecimiento espiritual.
    Dios bendiga tu vida por siempre.

    Me gusta

    1. Gracias por el comentario, y comparto lo mismo, solo Dios puede darnos la sabiduría y el entendimiento para llevar a cabo Su voluntad en las vidas/matrimonios.

      Me gusta

  2. Que sabios concejos Gualo, oro por nuestra juventud y la iglesia, se da bastante los casos de idolatría o co dependencia de la pareja y de los hijos. oro que nuestras relaciones familiares sean sanas y la prioridad sobre todo sea nuestro Dios glorioso 🌺

    Le gusta a 1 persona

  3. Avatar de Amarilis Almanza
    Amarilis Almanza

    Excelente

    Me gusta

Deja un comentario